
La instalación de una macrogranja de 1.999 cabezas de cerdos en Fuentemolinos está aprobada por el Tribunal Superior de Castilla y León, y con previsión de aumentar su capacidad en un futuro. Amenaza con tener graves repercusiones en el entorno natural y la salud de los habitantes de nuestra zona.
Es bien conocido el impacto negativo de este tipo de explotaciones intensivas en el medio natural.
- Aumento de forma muy importante la presencia de nitratos en las aguas superficiales y los acuíferos, contaminando las fuentes de agua que abastecen tanto a Fuentemolinos como a otros municipios de la Vega del Riaza. Esto pone en peligro la frágil calidad del agua en la zona que ya está catalogada como zona vulnerable a la contaminación por nitratos.
- Impacto negativo en el suelo. El amoniaco derivado de los purines contribuye a la acidificación de los ecosistemas.
- La macrogranja requerirá grandes cantidades de agua, lo que podría mermar los recursos hídricos de la comarca, afectando a las comunidades locales y sus actividades tradicionales.
- El metano que se libera en las macrogranjas tiene un efecto invernadero mucho más potente que el CO2. En España el 40% del metano en el aire proviene del sector porcino.

La concentración masiva de animales en una macrogranja no tiene en cuenta el bienestar animal y además supone un riesgo sanitario para los habitantes de la zona:
- El gran número de animales eleva el riesgo de enfermedades zoonóticas, que podrían afectar tanto a los animales como a los residentes cercanos.
- Afectación de la Calidad de Vida: Los olores desagradables, los ruidos y otros efectos derivados de la actividad de la macrogranja impactarán de forma significativa

La macrogranja también perjudicará la economía local:
- No contribuyen de manera significativa a la riqueza de las comunidades donde se instalan. Este tipo de instalaciones suelen estar altamente automatizadas y robotizadas, lo que implica la generación mínima de empleo local.
- Por el contrario representan un perjuicio para los pequeños agricultores y ganaderos locales que trabajan de manera sostenible en nuestra comunidad serán afectados negativamente por la competencia desleal de la macrogranja, lo que podría comprometer su sustento.
Rechazamos este proyecto por los perjuicios sociales, ambientales y económicos que acarrea. Este tipo de iniciativas persiguen fines de lucro desproporcionados, sin consideración por el bienestar colectivo y el medio ambiente
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