
Ahora mismo en España se hallan en funcionamiento únicamente 5 plantas de producción de biometano, el producto que se obtiene de la purificación del biogás. Este último es elaborado con ayuda de la acción de múltiples microorganismos, que bajo unas condiciones anaeróbicas (faltas de oxígeno), descomponen la materia orgánica derivada de excrementos, de residuos forestales, lodos o desechos de la agricultura, entre otras, y liberan un compuesto gaseoso formado predominantemente por metano y CO2, y en menor medida por hidrógeno, sulfuros y amoníaco.
Se define como energía limpia, uno de los estandartes que el Viejo Continente promociona para llegar al umbral que se ha marcado de producción renovable. Sin embargo, existen sombras que no se muestran al público, como son los residuos que generan, el calor que precisa para el proceso de digestión y purificación, la huella de combustible del transporte hacia la planta y el coste ambiental de sus instalaciones.
No se sabe bien la razón, pero se han multiplicado las acciones de comunicación y marketing para hablar de las bondades del biogás. El estudio publicado este enero por la Asociación Española del Gas, SEDIGAS, concede permiso para la aceleración de dicha implantación. Actualmente, en España se están tramitando 200 proyectos, pero se cree que existe capacidad para acoger 2.326, que podrían producir hasta 163 teravatios hora anuales, lo que cubriría el 45% de la actual demanda de gas natural.

Calculando las actividades y residuos más presentes por regiones, el informe describe las plantas que puede acoger cada comunidad. El máximo de este ranking lo lidera Castilla y León, con 520, y le siguen Andalucía (334), Castilla-La Mancha (305), Cataluña (248) y Aragón (238). Es interesante que el mapa coincida, en parte, con la densidad de macroinstalaciones industriales ganaderas.
En un futuro de energía limpia el biometano puede resultar una importante herramienta, pero también puede ayudar a blanquear la enorme contaminación y sufrimiento que provoca la agroindustria intensiva.